Madrid, 20 de diciembre de 2022.- Según el consenso entre los Cirujanos Maxilofaciales y Orales, la Neuralgia del Trigémino tiene tratamiento farmacológico, aunque entre un 10% y un 20% de los pacientes no responden al tratamiento, o bien sus efectos secundarios merman su calidad de vida. Cuando esto se produce tras 1 ó 2 años de medicación adecuada, hay que pensar en la cirugía. En estos casos, contamos con dos técnicas seguras y con un índice de complicaciones muy bajo:

- La primera técnica es una microcirugía que se realiza tras llevar a cabo una pequeña craneotomía por la zona de detrás de la oreja, para llegar a la zona donde entra el nervio en el tronco cerebral. En más del 90% de los casos se ve que hay una arteria o una vena comprimiéndolo. Se diseca con cuidado y se separa el vaso del nervio. Se interpone entre ellos un material inerte para descomprimir el nervio. Esta intervención la propuso Janneta en los años 70.
- La segunda propuesta terapéutica es un tratamiento de radiofrecuencia. A través de una punción en la mejilla, usando una aguja especial, se alcanza esta estación intermedia del nervio (ganglio de Gasser) y se lesionan selectivamente las fibras que llevan la sensibilidad dolorosa, intentando dejar indemnes las fibras que llevan la sensibilidad normal y las fibras motoras que controlan la masticación. Hay varias formas de llevar esta lesión a cabo:
- La más eficaz es la Termocoagulacion Selectiva del Ganglio de Gasser, propuesta por Sweet. Aunque es una técnica mínimamente invasiva, no está exenta de complicaciones, pudiendo conllevar incluso más riesgos que la Descompresión Microvascular del Trigémino por la posibilidad de destrucción excesiva del nervio que provoque una anestesia dolorosa, así como a la punción inadvertida de otras estructuras vasculares o nerviosas.
- La radiocirugía constituye una alternativa más moderna. Consiste en la realización de una lesión mediante radiocirugía muy precisa sobre la zona de unión de la raíz del trigémino con el ganglio de Gasser. Tiene menos riesgo que la punción, aunque también puede dejar hipoestesia (zonas dormidas) molesta. Todas las técnicas que actúan de forma mínimamente invasiva sobre la zona del ganglio de Gasser tienen una eficacia sobre el dolor algo menor que la descompresión microvascular. Y siempre hay que pagar el precio de que se quede al menos una cierta parte de la cara con sensibilidad anormal.
Fuente Fotografía: Elsevier
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